La anemia es una enfermedad asociada estrechamente a la desnutrición, problema común en las regiones indígenas, entre ellas las zonas habitadas por la población otomí. Los terapeutas consultados señalan que la desnutrición se presenta principalmente en los niños, y es provocada por una mala alimentación o por falta de alimentos, aunque también puede aparecer por la carencia de higiene en la preparación de las comidas y por tomar "agua cruda". Muchas veces, la anemia surge como una complicación de enfermedades tales como las parasitosis, uno de los problemas de salud más severos de los niños de las áreas otomíes; en este último caso, los tratamientos indicados tienen el propósito de desparasitar al enfermo (V. lombrices).
El paciente afectado por la anemia baja de peso en forma visible, está pálido, cansado y con mucho sueño; tiene dolor de cabeza, y su pelo se ve quebradizo y descolorido. Después de observar e interrogar al enfermo, el terapeuta confirma su diagnóstico preguntando a la madre si el niño a veces presenta mareos, si su sudor tiene mal olor, si come tierra o "masca" su ropa (V. comer tierra).
El tratamiento inicia con una terapia destinada a desparasitar al paciente. Con este fin se recomienda tomar, sólo una vez y en ayunas, un preparado de hierbabuena y epazote, hervidos en agua de coco (V. corazón de Jesús). Después, el enfermo debe intentar mejorar su alimentación; para ello, se le recomienda, en un inicio, comer atoles de masa y de arroz, así como frijoles de olla "para asentar el estómago". También se le aconseja cambiar sus hábitos higiénicos y bañarse diariamente; luego, ya puede comer de manera regular otro tipo de alimentos, tales como frutas y carnes; además, debe tomar agua hervida. Sobre todo se le sugiere hacer uso de las frutas y animales silvestre de la región.
Si el enfermo no recibe tratamiento, su estado se complica y puede sufrir infecciones respiratorias y diarreas, las cuales, por la debilidad que padece pueden provocarle la muerte.
En virtud de las condiciones sociales y ambientales, todos los habitantes de las zonas otomíes, en alguna medida están propensos a padecer desnutrición o problemas de salud asociados a ella. La población más afectada por la anemia son las mujeres embarazadas y los niños.