Con este nombre la población mixteca conoce un padecimiento originado por causas de orden mecánico, tales como sufrir fuertes golpes, caídas, o por hacer un gran esfuerzo físico, como por ejemplo, levantar cosas pesadas. Es atendido por hueseros, curanderos y pulsadores.
El enfermo manifiesta dolor de cabeza; desde la cintura hasta los pies, "sus cuerdas están tiesas y gruesas", lo que origina pesadez muscular y dolor, especialmente de aquellos músculos situados en la parte posterior de las piernas -"se carga la pantorrilla", dicen los informantes-; el enfermo orina con frecuencia y siente "como una bola en los riñones"; el vientre se inflama, le duele "el empeine" (el pubis) y "camina mal"; a los hombres, además, se les inflaman los testículos; a veces hay dolor al evacuar. Para conocer la naturaleza del mal, los terapeutas revisan el vientre del enfermo, el cual "suena como agua" cuando se palpa; la hinchazón y el dolor son dos de los síntomas más característicos de la enfermedad (V. aflojada de cintura).
La aflojadura se produce, como su nombre lo indica, porque se "aflojan" los músculos, "se abren"; el propósito de los tratamientos es el de "cerrar el cuerpo del enfermo", "apretarlo". La aflojadura se trata generalmente mediante sobadas, "apretadas" y baños. Un tipo especial de procedimiento terapéutico utilizado recibe el nombre de "apretón del arriero" y consiste en la maniobra siguiente: el terapeuta empieza sobando todo el cuerpo del enfermo, dándole "apretones" a la masa muscular; enseguida, el paciente coloca sus manos detrás de la nuca, y el sobador "lo abraza y lo aprieta muy fuerte en los pulmones y la columna, y lo truena"; después, le amarra un ceñidor o fajero en la cintura y termina sobándole el vientre de abajo hacia arriba. El tratamiento que comprende los baños es más complejo. Primero, se elabora un cocimiento con siete ramitas de sauco, siete de ruda, siete de santamaría y una rosa de Castilla; una vez que ya hirvieron el tiempo suficiente, se coloca el preparado en una tina, se le rocía bicarbonato en forma de cruz, y el enfermo se sienta en el agua de modo que lo cubra hasta los codos. Después debe acostarse "para que no le pegue el aire". Al día siguiente, toma aceite de oliva y enseguida se le da un baño de asiento con la siguiente preparación: se machacan tres ajos, siete alcanfores y un poco de cal, se les agrega agua y se ponen a hervir. Al tercer día, el terapeuta revisa al enfermo; si advierte alguna molestia, repite todo el tratamiento. Si después de repetir la terapia tres o cuatro veces, el paciente continúa sintiéndose mal, quiere decir que lo que tiene "es maldad" y, por lo tanto, hay que cambiar de tratamiento.
En un tercer tipo de tratamiento, el terapeuta "cierra" el cuerpo del enfermo de la manera siguiente: le envuelve una manta en el cuerpo, y entre dos personas la "jalan", cada una de una punta; la manta se envuelve primero en la parte superior del cuerpo y se va bajando, ejecutando cada vez la maniobra, hasta llegar a los pies; enseguida "lo aprieta con las manos" (V. mantear). Al término de la terapia, le da a beber un té preparado con 20 gramos de manojo o de raíz de vergonzosa, hervidos en un litro de agua durante 15 minutos; debe tomar un cuarto de litro en la mañana y en la tarde, por espacio de tres o cuatro días.
La aflojadura es una dolencia que requiere ser atendida por un curandero que conozca bien la forma de tratamiento. Si el paciente "no se aprieta", esto es, no se somete a una terapia, el mal se complica, "se le hinchan los pies y ya no puede caminar; después se le hincha todo el cuerpo", señalan los informantes; en estas condiciones, puede morir.
Para prevenir una aflojadura, se recomienda usar ceñidores, o fajarse bien "con mantas, lienzos o vendas, cuando cargan pesado". Afecta preferentemente a la población adulta, aunque también la pueden padecer los niños, "pues se caen seguido". Los terapeutas reciben un mayor número de enfermos en tiempo de lluvias.